Durante el año 1990, yo era gerente de noticias de Radio Colón de San Juan, elogio y condecoración porque estar al frente del manejo intelectual de la radio privada más antigua del país, era para mí una gran distinción y el mayor desafío.

Comencé haciendo las primeras notas en 1982, inversamente a la experiencia común cuando se designa al editorialista a un periodista mayor después de haber tenido una importante trayectoria; al revés yo entre a la radio y demostré que podía reemplazar a nada más y nada menos que Emilio Biltes, decano del periodismo y en ese momento editorialista de Radio Colón. Sus diferencias con el director Jorge Ricardo Barassi eran irreductibles, decidiendo renunciar. El editorial del aire se complementaba con la inconfundible voz del periodista Juan Sánchez, siendo muy escuchado y respetado aun en las diferencias por toda la comunidad.

Si  me permite, yo escribo el editorial, le dije a un sorprendido Lucho Román quien era en ese momento jefe de prensa. Recuerdo que me dio una hoja, me senté frente a una máquina de escribir y me dijo: escribí en una carilla lo que se te ocurra. Así lo hice, le entregué el artículo, lo miró fijamente y sin decirme nada se fue a la dirección. De allá vino a los minutos y me notificó, sos el nuevo editorialista de la radio. Movete dentro de estos parámetros, me dijo: libre empresa, es una radio católica, estamos en contra del comunismo y no queremos confrontaciones con el gobierno militar.

Durante más de una década fui quien escribió el editorial del aire y también durante más de una década, desde 1990 hasta 2001 fui el gerente de noticias de la emisora. No era fácil escribir el editorial, era el pensamiento de la radio que confrontaba, defendía la filosofía de toda la historia de la emisora chocando muchas veces contra gobiernos militares y civiles, además había empresarios intransigentes porque ponían la publicidad y teníamos problemas también con los precios, el índice de inflación, los conatos golpistas en 1987, los humores cambiantes de distintos gobernadores; debiendo preservar como siempre lo elemental que la radio vivía de la publicidad del comercio y de las pautas de gobierno, porque en aquel tiempo éramos 70 empleados que representaban a 70 familias. Discutido o no, el editorial del aire de Radio Colón fue referente de opinión durante décadas y marcaba presencia.

En 1990 Francisco Bustelo Grafiggna participa de una reunión de ARPA, Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas, en la ciudad de Mar del Plata y sacaron un documento que fue el presagio de lo que realmente se veía venir; la atomización de la radiodifusión argentina. Ya habían aparecido muchas radios FM, la gran mayoría clandestinas. En el gobierno de Carlos Menem, quien había asumido seis meses antes de que Raul Alfonsín cumpliera el mandato completo; en el programa Primera Edición, le hicimos una nota al vicepresidente de la nación Eduardo Duhalde quien sobre el tema de la pululación de las radios FM, advirtió que eran necesarias como fuente de trabajo y porque en algunos lugares fronterizos marcaban presencia soberana.

Estábamos en contra de la proliferación de estas radios porque no pagaban nada, estaban sostenidas políticamente y luego con los recursos de amparo que presentaban no había forma de contenerlas. Mientras que Radio Colón con la cantidad de empleados, con los impuestos al día porque tenía la Afip encima y con la competencia desleal porque, llegó el momento que cualquiera tenía una FM, vendiendo publicidad por canje de mercaderías o haciendo avisos a precios irrisorios. Nosotros con 25 caballos de potencia, nos estábamos convirtiendo en una locomotora vieja y pesada, costosa y exigida. De manera que estábamos perdiendo la guerra. Bustelo fue contundente cuando vino de aquella reunión en ARPA: se viene la decadencia de las AM, nadie frena la proliferación de las FM, hay que redimensionar la radio, en otras palabras había que ajustar, eufemismo de echar gente. Era la sentencia de muerte cuando empezaba la década  del noventa  con la segunda hiperinflación; la primera había sido durante el gobierno radical.

Ante esta perspectiva para nada halagüeña, nos llenamos de inquietud y con el correr de meses y años, algunos comenzamos a pedir pista hacia nuevos horizontes, porque se percibía una especie de cansancio tradicional de comercios emblemáticos, verdaderas instituciones que con el tiempo comenzaron a caer: Radio Colón, Café Do Brasil, el Emporio Económico, Grandes tiendas Gea, El Sportman, Las Bodegas centenarias y obviamente con toda esa época feliz, el naufragio también nos llevó a nosotros.

 

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Hugo Rodriguez, Pedro Hugo Yélamo y yo teníamos conversaciones sobre el tema y buscábamos la forma de constituir una nueva radio FM pero que fuera legal, porque ya estábamos avisados, las AM comenzaban a declinar y en plena decadencia tarde o temprano radio Colón iba a convertirse como así sucedió en una emisora más dentro de la selva multitudinaria radial.

Para alcanzar una radio legal, buscamos un contacto que tuviera llegada a Buenos Aires, con muy buena relación con el actual presidente de la nación en ese momento Carlos Menem y que no era otro que el gobernador de la provincia Jorge Escobar. Recuerdo que Escobar me había ofrecido ser el director de información pública, que después se convirtió en subsecretaría, porque le encantaba cómo escribía los editoriales, además también requirió mis servicios para escribirle los discursos y darle mejor elocuencia a sus mensajes. Escobar ganó las elecciones, contra todo pronóstico y me ofreció ser su mano derecha sobre el intrincado mundo de las palabras.

Le dije que no, que yo era periodista y que me encantaba lo que hacía, no obstante no tenía problemas en escribirle todo lo que requiriera y darle las ideas necesarias para que pudiera transmitir mejor sus mensajes. Teníamos muy buena relación con Escobar, porque también se mostraba consecuente con las críticas que le hacíamos en privado y en público.

Los tres le pedimos al gobernador que nos diera una mano para tener una radio FM, él participaría y si obteníamos la licencia debíamos buscar los recursos para montarla técnicamente, conseguir el lugar adecuado para instalarla, con la antena pertinente y con todos los adminículos que se requieren para este tipo de emprendimiento. El CONFER, Comité Federal de Radiodifusión, tenía un discurso sin contemplaciones para la instalación de estas emisoras pero cada día brotaban como hongos, y el sistema se ponía permisivo. De manera que ante la doble moral rápidamente nos dimos cuenta que esta repartición nacional era una cantera de coimas y de sobornos.

Escobar habló del tema de poner la radio con quien era en ese momento ministro del interior, quien llevó el título de un libro de Horacio Verbisky, Robo para la corona, de acuerdo a una expresión que tuvo, no era otro que Manzano. Escobar nos transmitió que teníamos vía libre para poner la radio porque el ministro le dijo, si bien será ilegal, no la van a poder cerrar, porque yo manejo la Policía Federal y vos manejás la policía provincial, así que nunca van a tener problemas, nadie les va a cerrar la radio ni les van a secuestrar los equipos. Esta operación se cumplía a rajatabla porque comenzaron a instalarse radios en todo el país. Como yo era la voz cantante en este proyecto ya que los otros dos socios nunca tenían la iniciativa, le dije a Escobar, que no estábamos de acuerdo porque no queríamos una radio ilegal, era legal o nada.

Escobar me miró asintió y al poco tiempo por un juicio político lo destituyeron y fue reemplazado por el vicegobernador de la provincia Juan Carlos Rojas. Voy a ahorrar todo el intríngulis político, pero conozco al pié de la letra quienes fueron los que hicieron la conjura, dónde se juntaba y cómo se repartieron los cargos una vez que cayó Escobar. Mientras estuvo fuera del poder, recurrimos al gobernador Juan Carlos Rojas, que le interesaba el proyecto pero tampoco prosperó porque en menos de dos años Escobar fue repuesto por la justicia, nosotros ya lo sabíamos porque nos lo había adelantado el diputado Eduardo Varela Cid, que estaba tomada la decisión judicial de reponer en el cargo a Jorge Escobar.

En ese ínterin hable con Escobar corría el año 1995, por el efecto tequila, al caerse Méjico dentro de la economía global, todo el sistema trastabillaba y no había literalmente un peso por ninguna parte. Le pedí a Escobar que hablara con el director de LV2 de Córdoba ya que tenía referencias de que esa radio le pertenecía al gobernador Eduardo Angeloz quien había venido a San Juan cuando fue candidato a presidente y tuve oportunidad de entrevistarlo. Todos se quedaron perplejos cuando Angeloz me preguntó por mis hermanos y otros familiares. No sabían que mis hermanos estudiaron con él en el colegio La Salle de Córdoba. Aproveche y me dijo que fuera a verlo.

Asi fue, me atendió un ministro y me dijo que hablara con el jefe de prensa de la gobernación. Entre otros contactos llegamos a la charla con Escobar, quien como gobernador le llamó al director de LV2, quien le contestó que veía con agrado mi posible incorporación y avisaría en la brevedad. Yo me quería ir de San Juan y no quería irme a LV3, hoy Cadena 3, porque si bien valoraba a Mario Pereyra y Rony Vargas los veía triunfadores y bien estructurados, con gente como Miguel  Clariá, en realidad creí que no me necesitaban.

Me llamaron desde LV2, tuve un viaje rápido en mi camioneta, por la tarde me recibió el director de la emisora, con una pregunta que me descolocó: ¿Ud cree en el azar? Me preguntó. No supe qué contestarle, porque me desubiqué. Entonces prosiguió, acabo de incorporar hace minutos a un periodista, porque me cansé de llamarlo al gobernador de San juan, desde hace días para que le comunicara que se viniera urgente y nunca me atendieron. Nunca. Ahora lo siento, pero, he puesto a otra persona en su lugar, cualquier cosa le aviso y de paso dígale a su gobernador que atienda el teléfono.

Volvía con una gran desazón, porque me tenía fe, de que en Córdoba iba a demostrar todo el potencial que por otra parte ya lo había demostrado aquí y tenía todos los recursos para hacerlo. Nunca le dije nada a Escobar y con quienes serían mis dos socios, comenzamos nuevamente a entablar contactos vía Escobar para obtener la tan ansiada radio porque por otra parte la situación de Radio Colón ya a fines de la década del 90 técnica, económica y motivacionalmente venía decayendo.

Manteníamos reuniones generalmente los domingos por la mañana, hasta que un día el gobernador nos sorprendió a los tres cuando nos esperaba con alguien que nunca nos mencionó y nosotros tampoco. Estaba sentado con José Luis Gioja y nos dijo: muchachos, el senador tiene todas las posibilidades de conseguir la radio, porque tiene poder para entrar y salir del Confer obteniendo lo que quiera. Nos quedamos perplejos, porque si bien sabíamos de la fuerte operatividad que tenía Gioja en Buenos Aires, simultáneamente nos estaba notificando que teníamos un nuevo socio; José Luis Gioja.

Comenzaron las reuniones y se contradijeron porque al principio dijeron que ellos no querían usufructuar económicamente, pero que les interesaba la cuestión política. Nosotros dijimos que si, pero a la semana siguiente cambiaron de opinión y nos comunicaron que claro que les interesaba también la cuestión económica. De todas maneras nosotros solamente teníamos la desesperación por buscarle una salida al tema, nos interesaba emprender el nuevo proyecto y no teníamos plata, aunque contábamos con la experiencia de manejar una nueva radio. Asi fueron pasando los días, los meses, hasta que se dio , Gioja consiguió la radio. Escobar perdió las elecciones con Alfredo Avelín. Se vino el catastrófico año 2002 y ya estábamos en la nueva radio.

Pero antes hay que recordar, que para obtenerla debimos hacer todos los papeles como se exigía, nuestros antecedentes debían ser intachables, hubo que presentar todo, con la asistencia del contador Sillero y quien debía presentarse para llenar papeles o presentar un testaferro, Jorge Escobar, increíblemente desapareció. No estuvo en ese momento crucial en la escribanía, donde fuimos con nuestras esposas. Sin embargo Gioja ya lo había reemplazado por otro personaje.

Fue durante una mañana, José Luis Gioja nos había citado en el hotel Capayán, llegamos Hugo Rodríguez, Pedro Hugo Yélamo y nos presentó a un hombre canoso, sexagenario, su nombre Ángel Antonio Villegas, le decían el camote, por el formato de su cuerpo y también “pechito”, este personaje, insisto hoy fallecido, era la mano derecha, asesor en cuestiones de números e inversiones del entonces senador Gioja. Lo presentó, y nos dijo textualmente: “ es el hombre de mi confianza y se va a entender con ustedes sobre todo lo que concierne con la radio.”

Se lo veía simpático, cordial, dijo que personalmente era mi admirador porque me escuchaba en la radio, en ese momento todavía estábamos en Colón y claro, como nosotros no poníamos plata o mejor dicho el trato es que pusiéramos nuestra parte después cuando la radio comenzara a producir dividendos. La conformación de la sociedad quedó de la siguiente manera: Villegas con el 51% y nosotros tres con el 16,33% cada uno. Gioja había puesto su hombre de confianza, se compraron los equipos, y la casa actual donde funciona radio La Voz. Tuvimos varias reuniones ahí y en la casa que el ex gobernador tiene en 9 de Julio casi Rioja, según dijo la había conseguido a través de un crédito del banco Hipotecario. Todo era color de rosa, salvo un pequeño incidente que hubo en el hotel Capayán, cuando a Gioja se le ocurrió convencernos de que en la misma casa de Radio La Voz, instalarían canal 5 a cargo de su hijo Gastón. Todos se quedaron callados, entonces se produjo la siguiente confrontación:

Malís..imposible, primero porque no hay lugar para tanto, la radio con la administración tiene ocupada la parte baja, y arriba hay que construir el estudio, la sala de operadores, hay un baño..me parece que no puede ser.

Gioja metafórico: ¡ te querés culiar a la Graciela Alfano!…se entiende, como diciéndome, las querés a todas!!!!!

Malís..y si no es así, no entiendo para qué estamos hablando con vos?…

Gioja..si se hace una inversión debiera ser equitativa…..

Malís..mirá..en mi caso yo soy la radio, en cualquier parte, en un pozo, sin micrófonos, voy a seguir siendo y haciendo radio, en Colón o donde sea.

Ahí terminó la discusión que la recuerdo como tal y me persiguió como un estigma desde ese momento hasta el presente. Porque fue como una premonición, más que todo un presagio, ya que con el correr de los años, hice radio, sin antena (dos veces) aunque parezca mentira, en otra radio debí conformarme con equipos y consola que se parecían a un avión de la primera guerra mundial. En radios que parecían pozos, no tenían baños, eran gallineros. Un día llegué a hacer un programa y a la radio la habían demolido!!!!. Mi convicción que se tomó como advertencia, se cumpliría en mi contra, tuve que demostrarle al destino y a mí mismo que haría radio de las maneras más desopilantes e inverosímiles. Radios grandes que habían sido abandonadas, y que yo tuve que hacer de conductor casi de mí mismo, como si fuera el único tripulante de un barco a la deriva, de animador, haciendo debates en los café con un celular o con equipos que no salían al aire, con gente deprimida, ancianos, en fin. Fue una prueba terrible, y lo podía hacer porque estaba preparado moral e intelectualmente; nunca deje el programa no lo abandoné aun cuando en una radio me boicoteaban todos los días para que me fuera. La guerra había comenzado, la cacería, la persecución.

Volvamos a la radio. El presidente de la nación en ese entonces, reinaguraba el dique Cuesta del Viento que ya lo había inaugurado Menem, en la ciudad de Jáchal nos entregó la licencia para explotar radio la Voz, a quien le puse el nombre, como todos los programas, los títulos, las promociones, dejé ahí mi impronta, no sabiendo que ese mimos presidente se hundiría al poco tiempo y luego me hundirían a mí. El Arzobispo Alfonso Delgado, uno de los peores prelados que tuvo esta provincia, llevó sus bendiciones y rescato dentro de todo lo que me dijo: Ustedes son la bendición o la maldición de la radio.!!!. Y así fue.

Comenzó a sonar lindo y con potencia, en radio Colón me anticiparon que me traicionarían, no me pudieron retener, las cartas estaban echadas, comenzaba mi gestión como socio, gerente general, gerente de programación, gerente de todo el 17 de abril de 2001 hasta el 13 de noviembre de 2003, estuve dos años y siete meses; hasta que decidieron echarme. Presentía el calor del infierno.

Se activó la censura en todos los medios. La persecución fue hasta con atentados a mi propia integridad.

Los demandé en todos los frentes, laboral, penal y comercial. Perdí todos los juicios, en primera instancia, en las cámaras y en la corte. Amigos, autoridades siempre me dijeron lo mismo: Gioja maneja a la justicia, a los jueces a todos. Siempre antes de un fallo sonaba ese teléfono maldito en mi contra. Se cometió una de las mayores atrocidades judiciales que recuerde o no esta provincia.

Algunos han muerto. Otros se quedaron con lo ajeno. Todos están sueltos, pero dudo que alguno se sienta libre.

Que queda despues de aquella múltiple traición?….Es como una herida en el alma que nunca sangra, pero jamás cicatriza. El frío dolor que recorre los huesos. He leido El Dante, me parece una gran obra, he visto pasar frente a mis ojos el rio Aqueronte, donde el barquero cruzaba las almas que iban al infierno. He imaginado la cofradía de corruptos que se enfrenten al frontispicio del infierno y lean: Abandonad toda esperanza quienes entren a este lugar . Y sin embargo sigo creyendo que el infierno no existe, porque los diablos están aquí.

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