LA TRAICIÓN
JUDAS, ¿CON UN BESO ENTREGAS AL HIJO DEL HOMBRE?
JESUCRISTO.
La traición nunca trabaja sola, para que se consuma, se lleve a cabo, necesita de cómplices, implícitos o explícitos. Es muy importante tener en cuenta elementos que nos lleven a una visión justa y certera de los acontecimientos. De lo contrario cometeríamos el burdo error de convertirnos en tan injustos como lo fueron quienes se empecinaron en hacer una mala obra. Y no alcanza la sentencia de jean Paul Sartre cuando dice: “el infierno son los otros”, porque muchas veces cuando preguntamos ¿Quiénes son los otros?, no nos cabe otra respuesta que los otros, somos nosotros.
En todas las entrevistas sobre el específico punto de quién fue el artífice de la caída sistemática del Instituto de Investigaciones Mineras, no hay excepciones, apuntan contra el ingeniero Tulio Abel del Bono. Pero la trama es mucho más compleja, no por defenderlo a Del Bono, quien nunca se hizo cargo de haber dirigido uno de los daños más siniestros que ya quedó escrito en la página negra de la historia de esta provincia; sino porque no se puede obviar la participación directa e indirecta de personas que no pudieron tolerar las ventajas comparativas en el campo de la investigación y de las ganancias que significaba compartir el proyecto del Instituto, al cual estaban invitados pero nunca excluidos.
Desde una mentalidad menor, comenzaron a socavar en principio con envidia e ignorancia los primeros cimientos de la gran obra que significaba para San Juan, convertirse en un polo de atracción tecnológica de magnitud mundial. Abrevó la malicia, cuando observaron que llegaron las primeras camionetas impecables, conseguidas con las incipientes partidas del convenio que se celebraba entre San Juan y la CNEA para el proyecto Gastre; hasta la displicencia que causa perturbación por parte de rectores que se desentendieron completamente del proyecto porque nunca se quisieron involucrar, ya que tenían un concepto sesgado de la educación, como es el caso del doctor Antonio de la Torre y Médici, ambos militantes de la Unión Cívica Radical. Fueron renuentes a entender que uno de los males crónicos que sufre la educación argentina es que peca de ser prioritariamente teórica, o lo que se llama: enseñanza enciclopedista.
No obstante algunos que no entendían o no querían hacerlo fueron cooptados por la astucia del ingeniero José Matar, quien los convenció de su equivocación y los puso a trabajar para el instituto. Después hubo rectores tibios y consecuentes solamente para convertirse en el cargo que ostentaban y nada más, hasta que llega Del Bono.
Quienes en el curso del tiempo lo suceden, como es el caso de Kuchen, toman partido por la Universidad en el juicio que se les había hecho a Millán, Matar y Rudolph, por lo tanto fueron herederos y sostenedores de una aberración histórica. Es decir, hubo un antes, mientras y después, inclusive en la actualidad, nadie se quiere hacer cargo de una de las destrucciones y persecuciones más dañinas que habría de sufrirlo la sociedad sanjuanina, pero que no lo sabe, porque fue mal informada y mientras se producía el latrocinio, no se enteraron que una manada de elefantes, rinocerontes y enormes animales pasaban levantando polvaredas de espanto que afectarían hondamente la posibilidad de que esta provincia terminara de convertirse en la meca de la transferencia tecnológica del país.
Partimos de una discusión que se produce en el año 1989, que tiene su trasfondo porque se venía gestando una conspiración silenciosa, estalla el día que se produce el detonante y durante dos décadas golpeará fuertemente a la mayor institución de desarrollo de recursos humanos y de transferencia tecnológica que tuvo la facultad de Ingeniería de la Universidad nacional de Cuyo, costará indirectamente por lo menos una vida, afectará la tranquilidad de familias enteras, causará un daño económico monumental para la Universidad y le dará la estocada a la posibilidad de que potencialmente esta provincia hoy podría haber alcanzado la autonomía por la magnitud del proyecto.
Del Bono tenía un proyecto que no era la Universidad, la facultad de ingeniería ni el Instituto de Investigaciones Mineras; quería ser gobernador de esta provincia. Y tenía seguidores dentro de la universidad, que fueron quienes lo acompañaron en este proceso de intimidación primero, luego se agregaron otros trazando un plan organizado de difamación de los precursores del Instituto Minero y por supuesto entre ellos se hicieron cargo de los restos del naufragio, como fueron el ingeniero Sarquis, cuñado, casado con una hermana de Matar y Russo entre otros.
Del Bono llegó a integrar la Fórmula Del Bono con De Sanctis, enfrentando a Jorge Escobar Rojas en la precandidatura que perdió para llegar a la fórmula del peronismo que ganó las elecciones en la provincia en 1990. Ser gobernador era el objetivo principal y había gente dentro de la universidad que estaba involucrada en ese proyecto.
De acuerdo a varios relatos el planteo en el que casi todos coinciden en el punto principal de la discordia transcurrió de la siguiente manera. En determinado momento el entonces rector Del Bono, le pide a Matar, recursos del Instituto Minero porque quería implementar el boleto estudiantil gratuito entre otros eufemismos, porque en realidad necesitaba dinero para la campaña y siempre desde la Universidad. Matar ya había demostrado en varias oportunidades como se ha relatado en capítulos anteriores que no era hombre de concesiones. Lo hizo cuando se le recomendó por parte de un teniente coronel que se buscara dos personalidades de bien para blanquear su imagen ante el jefe del regimiento que lo tenía entre ceja y ceja. A lo cual Matar no accedió porque no tenía nada que esconder y menos ante un impresentable autoritario, ni tampoco hizo concesiones cuando un ingeniero en cierta oportunidad le fue a pedir un aumento de sueldos, a quien Matar le dijo que no correspondía porque los sueldos estaban regidos y escalonados por el CONYCET y verificados y monitoreados por el Tribunal de Cuentas de la Nación. Es decir, nepotismo, familismo o la concesión fácil que tanto mal le ha hecho a este país con el patrimonialismo de estado, de los que vienen y se llevan los fondos públicos, el estado o la universidad a sus casas, no eran bien vistas por un hombre que estaba metido más en edificar un nuevo concepto de educación para la Universidad y la Provincia, que detenerse en los estragos que hace el amiguismo y todas esas lacras que a la Argentina la tienen empantanada.
La Respuesta del líder que tenía el Instituto Minero fue categórica, “a lo Matar”, quien le contestó: ¡por el contrario, es la Universidad la que tiene que ayudar a solventar al Instituto que prestigia a la misma y le viene haciendo enormes favores con todos los convenios, becas para la formación de alumnos, crecimiento constante en todos los órdenes sin nada a cambio!, entonces “ aquí el que no trabaja, no cobra, no va a ganar plata..disparó”.
Un silencio de trueno se dejó caer ante todos los participantes; pero Del Bono descomprimió la situación, alegando que estaba bien, que no lo tomara a mal, que de todas maneras solamente había sido una idea o algo así. Que en estos casos, cuando se desdramatiza tan brutalmente una situación en la que el aire se cortaba solo, es de temer, porque lejos de tranquilizar las aguas como que no ha pasado nada o se debió a un mal entendido; fue el presagio de que había mar de fondo lo que luego se transformó en tsunami, cuyos restos del naufragio todavía flotan en las ruinas de lo que quedó de la investigación, en el lugar donde se estaba edificando la gran obra y en la memoria de unos cuantos. Otros, transformaron la desmemoria en culpas reprimidas, mientras que algunos pertenecen a la era de la desfachatez.
Entonces que quede claro que la corta pero tensa situación solamente fue el detonante de algo que venía degenerándose desde años, sistemáticamente preparada para un objetivo distinto a la esencia de la Universidad, que era la aspiración de Del Bono de llegar a la gobernación de esta provincia, que hubo epígonos que lo acompañaron en la toma, desmantelamiento y destrucción del Instituto como la persecución a través de la justicia hacia los artífices, hombres claves que manejaban el Instituto y el daño por carácter transitivo que se le hizo a familiares, gente que no tenía nada que ver en este litigio por obtener beneficios desde la avaricia, desidia y miseria humana.
La situación nos lleva inexorablemente al terreno de la condición humana, de lo contrario el cuadro estaría incompleto y la pregunta que cae de madura es ¿por qué suceden estas cosas?. Entonces hay que ir a la cuestión básica, si se está haciendo una obra que será factor determinante en el desarrollo de la sociedad, cuesta sacrificio, esfuerzo, premio al mérito, tomar la excelencia y el perfeccionamiento como un valor absoluto; alcanzar prestigio nacional e internacional y generar los futuros recursos humanos y sistemáticamente va creciendo mala hierba, hasta que unos cuantos utilizando el poder, destruyen a quienes tenían autoridad, solamente por intereses personales; habrá que analizar si en esta contienda, básicamente fue obra de la maldad, estuvieron enfrentados otra vez el bien contra el mal.
Concretamente, analicemos qué es el mal, qué es la maldad y cómo funcionan los sistemas perversos, para ir al fondo de la verdad, verdad que comenzó desde los cimientos y hoy yace entre las ruinas de lo que alguna vez fue el emprendimiento tecnológico más importante de la Argentina que causaba admiración internacional.
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Hay muchas investigaciones al respecto, uno de los estudios majestuosos es el que hizo Ana Arendt, con su trabajo sobre la banalidad del mal. En el que demuestra que contrariamente a lo que generalmente se piensa que el mal es ejercido o está encarnado en personas inteligentes, en realidad no es así y lo determinó analizando a personajes temerarios pero que en el fondo, en la sustentación de sus personalidades, eran hombres baratos, ordinarios, de mentes pobres y de aspiraciones chatas. Por eso y creo que en el caso que nos convoca, nos quedamos con que desde el idioma inglés nos lleva a la corazón de la mejor respuesta. En Inglés el mal es exactamente lo opuesto a la expresión vida. “Evil is Live”. El psiquiatra y exorcista Scott Peck, quizás intuyendo el prodigio que puede aparecer como un acontecimiento emocionante de la mente de un niño, su hijo, de tan solo ocho años, le pregunta como al pasar, ¿qué es el mal?. El niño desde la inocencia contesta y lo hace de una manera maravillosa cuando responde como hacen los niños, encogiéndose de hombros: “Evil is Live”. En este idioma hay una coincidencia exacta que hubiera sido materia prima sustancial para Juan Filloy, el escritor de Río Cuarto que aparte de manejar setenta mil términos del castellano fue el mayor creador de palíndromos, o expresiones que dicen lo mismo tanto de izquierda hacia la derecha como al revés. Para dar solamente un ejemplo: Amigo no gima. Evil o Live, nos dice que el mal es una oposición a la vida. Es lo que se opone a la fuerza vital. No es una abstracción tan intelectual que termina siendo irrelevante.
Lo que estamos diciendo es que el mal es exactamente lo opuesto a la vida. Es decir, es un asesinato, aunque no necesariamente todo crimen se refiere a un asesinato físico. El mal, dice, es aquello que también mata el espíritu. Hay varios atributos esenciales de la vida, en particular de la vida humana, como por ejemplo, la sensibilidad, la movilidad, la conciencia, el crecimiento, la autonomía, la voluntad. Se puede matar a cualquiera de estos atributos sin matar el cuerpo.
Notablemente se logró a través del mal, matar todo aquello que generaba vida, como fue la investigación, la autonomía, la formación del recurso humano, en la relación de fuerzas, el posicionamiento geopolítico de la Argentina ante el desarrollo de la energía nuclear, frente a las principales potencias del mundo; se mataba el nuevo concepto de educación que armonizaba la teoría con la práctica, el curso con el laboratorio.
A la voluntad se la combatía con la noluntad y a la cultura del esfuerzo con la del disfuerzo. Ante este enfrentamiento silencioso hay un gran debate axiológico, porque el desarrollo de valores durante la existencia del Instituto de Investigaciones Mineras, nos referimos al período auténtico y floreciente de la investigación; la solidaridad fue combatida por el egoísmo o intereses de unos cuantos, la sublimación de quienes entregaban horas vida, horas familia, fue anulada por el resentimiento que ya venía haciendo caldo de cultivo cuando arribaron las primeras camionetas a partir del convenio con la CNEA.
Y si tenemos en cuenta que el Instituto generaba vida y calidad de vida, todo ese emprendimiento sucumbió, por la pérdida sistemática de la vitalidad cuando se perdió la investigación, los mejores recursos humanos se dispersaron, la potencialidad de la generaciones que se preparaban para seguir creciendo y sosteniendo el proyecto, se perdió el prestigio de la Universidad traccionada por el Instituto ante el mundo, el que cayó en la difamación que hacían, sembrando denostaciones por todos lados, quienes fueron elegidos por Del Bono; se desjerarquizó la facultad de Ingeniería cuando hoy el gobierno nacional clama a los jóvenes que estudien ingeniería en un país donde la sociedad se convirtió en el gran diván del psicoanalista.
Nos quedamos con la definición de que el mal es una fuerza que reside dentro o fuera de los seres humanos. Y que busca matar la vida o la vitalidad. Y el bien es lo opuesto. El Instituto Minero y su obra eran el bien que estimulaba la vida y la vitalidad.
Cómo lo hicieron, ya se verá en los próximos capítulos, sin embargo hay que destacar que el mal, sistemáticamente convertido en maldad, a través de un sistema que se vuelve perverso, utiliza la herramienta clave, única, letal. Arma que no ha sido superada ni por la bomba atómica porque reside en lo peor de la condición humana, nos referimos directamente a “la mentira”.
Sin la anuencia de la mentira hubiera sido imposible derrumbar este emprendimiento que superaba en todos los órdenes a la mismísima Universidad, porque no contenía al Instituto, éste al tener más calidad profesional y vitalidad, era más ordenado y se desarrollaba a velocidades que jamás podría haberlo hecho una estructura retrógrada como la Universidad. No estaba preparada para la transformación a la altura de los principales institutos del mundo con los que se movía este emprendimiento que empezó con una beca misérrima que le dieron a un par de tipos que ni ellos se imaginaron que llegarían tan lejos. Como todo lo que sucede en esta provincia y que se metaforiza con la ley de la lugustrina, todo lo que crece por encima del montón debe ser cercenado, cortado, destratado, erradicado, porque aquí se expulsa al talento, propio de sociedades mayoritariamente mediocres.
La mentira y falsificación de la realidad, publicada y enarbolada por la justicia, a través del juicio y persecución que comenzó a utilizar el rectorado de Del Bono contra todo lo que fuera o llevara las insignias del Instituto, terminaron siendo devastadoras para la gran obra, debe observarse que el trabajo maligno de quienes impulsaron esta devastación, en realidad fue arte menor de espíritus bajos, pero que pudieron llevarlo a cabo a través de tácticas dignas de elogio de la más alta malignidad, porque por mucho tiempo usaron a la justicia, engañaron a la gente a través de informaciones falsas publicadas en medios gráficos, confundieron la buena fe de algunos, con el estilete del mal, le fueron cercenando la vitalidad a quienes fueron leales, hasta que se entregaron al panquequismo; lograron sacar lo peor de la miseria humana cuando aparece el disvalor del malagradecido por parte de quienes a través del Instituto se salvaron y pudieron salvar la vida de sus hijos, porque nacieron con enfermedades críticas y con una paciencia tibetana, hurtando documentación, inventando sumarios que se volvieron irrisorios, y enviando notificaciones que caían como misiles inteligentes justamente a la hora del almuerzo, convirtieron a las víctimas en victimarios.
Y tenían a su favor, el poder. Era la lucha asimétrica y desproporcionada de quienes ostentan el poder que como lo demuestra Erich Fromm, en el concepto de necrofilia es el deseo que tienen algunas personas de controlar a otras, de tornarlas controlables, estimular su dependencia, desalentar su capacidad de pensar por sí solas, disminuir su originalidad. Entonces ese poder enfermizo y malévolo apoyado por el proceso judicial, dentro de un contexto social donde la historia se escribe con el rumor y que se alimenta de los prejuicios, obviamente esta camada brillante de ingenieros, geólogos, abogados, contadores, alumnos entre otros oficios, que solamente defendían las autoridad, ejercer supremacía solamente con honestidad y capacidad para el bien de la comunidad; la lucha era tan despareja, que prácticamente no existió, porque intervinieron el Instituto y veinte años después todavía no les permitían retirar a sus hacedores, ni siquiera elementos personales.
Ya sabemos los estragos que hace la difamación en una sociedad rotulista como la sanjuanina, dentro de una sociedad argentina que termina reconociendo las buenas obras y los grandes hombres, algunos, una, dos o tres generaciones después.
Tulio del Bono no pudo ser gobernador de esta provincia, perdió la interna; el ingeniero Julio Millán de tanta persecución, enfermó y murió, La Universidad de San Juan inició el juicio, lo sostuvo mediante los rectores siguientes a Del Bono, lo perdió y apeló a infinitas instancias y también las perdió. Iniciaron una campaña de difamación nacional e internacional contra las autoridades del Instituto, trajeron al Tribunal de cuentas de la nación con su temible Fiscal Ricardo Molinas quien no encontró absolutamente nada, un año después mandó a decir que la Universidad tenía sus medios para investigar lo que creyera necesario; comparado al funcionamiento de IDEMSA, hoy, la investigación murió, desapareció, como diría García Márquez, para los sanjuaninos toda esta obra del mal convirtió durante veinte años entre sumarios, expedientes, cartas documentos, difamación, citaciones, persecuciones, indagatorias, y careos en ¡ un estanque de causas perdidas!.
¿Quién ganó con este fenomenal despojo de tiempo y de tanta insensatez?, ¿quién ganó?, ¡Nadie!. ¿Quién perdió?, ¡Todos!.