Hay una paradoja explícita que viene de los Kirchner, nunca quisieron al campo porque ideológicamente los acomodaba con los sectores de ultraizquierda quienes todavía confrontan con la oligarquía vacuna. Es una modalidad que aprendieron de algunos pseudo intelectuales argentinos como cartabierta y que desaparecieron. También con los grupos de los torcidos humanos porque los derechos humanos a la vista está no están correctamente defendidos en este país. De ahí que antes de comer el bife de chorizo con las mejores verduras, la actual vicepresidenta de la nación detractaba al proyecto agroexportador de una Argentina que se olvidó de la revolución industrial cuando el mundo hoy debate la cuarta. Y nosotros que de otra cosa no vivimos y que nos provee la pampa húmeda, nos da pena ver que el cinismo hoy crece más que el precio de la soja. Ese yuyito decía despectivamente la vicepresidenta al referirse a la soja cuando hacía campaña en contra del campo y que después perdió la votacion en el congreso despertando la ira de los Kirchner hasta el punto de querer renunciar. Omitía doña Cristina que el yuyito le permitio a su marido presidente a un crecimiento sostenido cuando llegó a cotizar una tonelada de soja a mil dólares. Quienes alguna vez hemos vivido en el campo sabemos lo que hay que laburar para producir alimentos, no estamos hablando del campo de la pampa humeda poblados de ex estancias que las utilizan ricachones para comer asado los fines de semana. Nos guste o no y por no haber definido industrialmente a la Argentina desde hace 80 maños vivimos de lo que comemos y de lo que exportamos y exportamos para 400 millones de habitantes sin quitar un solo pan a los 45 millones de habitantes que habitamos en este país «vacío». Entonces para quedar bien con la jefa aparece esta diputada Fernanda Vallejos que llegó a donde está solamente por ser parte de las migajas del kirchnerismo y que adulando a los Kirchner sabe que tiene asegurado el bife de chorizo y todos los recursos comestibles que la argentina produce y que ellos no saben administrar de lo contraria no habría 20 millones de pobres, más los indigentes, 2 millones de niños que comen mal más los desnutridos en lo que alguna vez se llamó el granero del mundo. Esta diputada que vive de lo que no se gana y se sienta ante platos que millones de argentinos nunca lo podrán hacer, en una postura hipócrita sale a criticar hablando de la maldición de los alimentos exportados, que en definitiva maldice los alimentos y la maldición es la bendición del diablo. Es lo que acaba de decir para quedar bien en su actitud genuflexa, produciendo verguenza ajena y propia. Desfachatados que viven de la producción que hacen los demás y que ellos solamente producen la descapitalización de la Argentina. y que nos queda?….que con esta clase de políticos, que llegan por ser genuflexos, que se la llevan de arriba con lo que comen de lo que está debajo de la tierra, que hacen ostentaciones, que se creen dueños del destino de 45 millones de personas, solamente logramos que continúe el circulo vicioso o reciclación de políticos que son una maldición. A veces es necesario haber pasado hambre para que nos demos cuenta de quienes están empachados de tanto poder como para nunca les duela el dolor de los que no pueden masticar.

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