Conocemos las cosas por su antítesis. El Contraste
Dice el sabio: como sabría Ud. que algo es dulce, si siempre tuvo azúcar en la boca. Conocemos lo dulce después de probar lo amargo; conocemos lo que es bueno cuando conocemos lo malo. Sin el contraste lo seres humanos tendemos a naturalizar, y así terminamos aceptando cosas, que son dañinas, tremendamente inadmisibles, pero que resultan “imposibles de cambiar”. Las personas en general se “resignan” de este modo a las cosas de los hombres como si fueran de Dios. Cuando el mandato divino llama a la rebelión, es el derecho de los humanos a no aceptar el mal, a buscar por todos los medios deshacerse de aquello que resulta dañino a la condición humana. A soltar las ataduras que impiden que los seres humanos tengamos la oportunidad de realizarnos en nuestras vidas, de esforzarnos para conseguir vivir en paz, armonía, a progresar, a vivir mejor con el sudor de nuestra frente, a que nuestra sociedad nos dé la oportunidad de acceder a nuestra propia caña de pescar, herramienta idónea para conquistar nuestro libertad y nuestra autonomía.
Aquí la Democracia ha demostrado ser la garante de las oportunidades para todos y cada uno; no la “oportunidad” de que alguien desde arriba decida para mí y para todos, sino aquella que surge del debate abierto, amplio, donde cada uno tenemos la oportunidad de dar nuestra opinión y considerar la de los demás, de igual a igual, único modo de alcanzar los consensos, consensos que son el mandato para los funcionarios. Mandato Divino, no olvidar que el poder de Dios viene al pueblo, y de este a sus mandatarios. Siendo el pueblo el legítimo mandante.
Democracia: el gobierno del pueblo, el arte del Bien Común, etc. Primer Contraste: a casi 2 años de las elecciones hay ya una carrera loca por las candidaturas, donde claramente se prioriza el interés personal por sobre el interés general, llevado a extremos tales como violar la Constitución y la ley en beneficio de uno y en desprecio de todos. Queda claro el contraste entre la Democracia y el interés mezquino de quienes solo buscan el poder para el beneficio propio.
Segundo contraste. Demuestra la historia local y también en el mundo que la reelección indefinida se asocia a retraso, subdesarrollo, pobreza y baja calidad democrática y de las instituciones. La excepción confirma la regla (Ángela Merkel, en Alemania). En Argentina las provincias desarrolladas y con mejor calidad democrática e institucional corresponden a aquellas que no tienen reelección (Mendoza y Santa Fe), o tiene una sola reelección (Córdoba y Ciudad de Buenos Aires).
Tercer Contraste. Vive nuestro país una de las peores crisis de su historia, no solo en su economía, sino también por la inseguridad, los niveles desastrosos de nuestra educación, el pésimo nivel de la salud, desnudado y agravado por la Pandemia. Degradación de nuestras Instituciones producto de la ofensa a la División de poderes y sus consecuencias: la Impunidad. Frente a este oscuro panorama, desde el gobierno se pone el recurso Humano, Tiempo y Dinero para sostener el desastre (Plan Platita), además del dinero destinado a financiar campañas partidarias con dinero público, confundiendo la publicidad de los actos (propios), con propaganda y marqueting. Este despilfarro no hace más que agravar la situación pues trae recortes, más pobreza y más inflación.
Ante esta situación se impone un debate amplio y abierto, que debe ser promovido desde todos los partidos, cumpliendo estos con su primer precepto que es la educación democrática del pueblo; y con el segundo que es el sentido de pertenencia partidaria, que es la adhesión o pertenencia a ideas. Debemos llegar a un diagnostico de la situación del País, y el debate profundo donde surjan las ideas y propuestas para resolverlos. Aquí el cuarto Contraste, los Partidos están en general asaltados por quien consigue el Financiamiento del Estado, y desde esta situación de “Poder” impone cuasi como un mesías, las soluciones mágicas que deben acatar sin chistar sus acólitos.