EL ESTADO DE DERECHO

Nuestro País  abandono en muchas ocasiones el estado de derecho, en general a manos de las fuerzas armadas, y las consecuencias de ello nunca fueron buenas, ni en lo económico, ni en lo social, y mucho menos en la seguridad; el costo para los argentinos fue grande, desde perder el derecho a la libre circulación, la pérdida económica o de sus bienes, el exilio, y muchos pagaron con sus vidas.

Todo este costo, este aprender en la propia carne, nos llevo a un consenso muy generalizado, a una coincidencia de la mayoría de los argentinos de que la Democracia es el sistema en el que queremos vivir, que la división de poderes Republicano es el modo de evitar tiranías pseudodemocraticas.

La política argentina, en nuestra Democracia basada en Partidos Políticos, generando amplios ámbitos de debate que alcance a todos y cada uno de los argentinos, dando la oportunidad de expresarse a todos, estén a favor o en contra, es el modo pacífico y ordenado de resolver nuestras diferencias. Aun siendo este un proceso muchas veces lento, en otras, un trámite complejo y ruidoso, resulta ser por nuestra experiencia y la experiencia en el mundo, el mejor camino para llegar a la Paz y al Progreso con equidad.

Existen en el mundo ejemplos de naciones con progreso en lo económico, a manos de gobiernos dictatoriales. El sacrificio de vivir en estos países con cierta seguridad y progreso económico, es  la ausencia de ciudadanía, las personas que allí viven no tienen la oportunidad de auto determinarse. Alguien con superpoderes no solo toma el comando del país en cuestión, sino de todas las personas, sus bienes y su futuro. Con algunos artilugios y maquillaje, desde el poder, tratan de que todo parezca una Democracia Republicana, pero a poco que se analiza la situación se dejan ver las fallas. Fallas que son carísimas a la hora de ver los resultados, como dijimos al principio, el precio va desde no tener cada persona la oportunidad de un proyecto propio, no disponer libremente de sus bienes, hasta el exilio y la muerte.

La Democracia basada en Partidos, comienza casualmente por la democracia dentro de cada Partido, que le permita a cada persona la oportunidad de participar en el debate de ideas, para tomar partido de esas ideas y formar parte de una estructura, que cumpliendo con los requisitos de la democracia interna, se ordene detrás de ideas, con liderazgos democráticos. Estos liderazgos democráticos son fluctuantes, toda vez que algún miembro del partido tiene mayor capacidad o jerarquía en la concepción y expresión de ideas, dejando el camino abierto a todos los miembros del partido a ideas y capacidades superadoras, poniendo al partido en cuestión, en una espirar o círculo virtuoso de crecimiento en su calidad y cantidad de dirigentes, capaces de llegar a la ciudadanía con  claridad y la eficacia, capaces en fin de ser depositarios de la confianza del pueblo para ejercer el mandato popular. De este modo el poder adquiere una legitimidad de origen, pues cada funcionario llega con un compromiso formal con las ideas y con el sistema democrático en sí, garantizando el ejercicio democrático del poder. Esto implica que si un partido no cumple con lo que manda la Constitución (Democracia Republicana), pierde su personería jurídica y con ello su derecho a participar en elecciones.

Cuando observamos nuestra realidad política, descubrimos rápidamente nuestras fallas (no olvidemos que estas fallas implican pérdida de derechos y hasta la muerte). Vemos que la Democracia Partidaria está ausente en el cien por cien de los Partidos, o es solo un dibujo, que le permite a un dirigente encaramarse en el poder del partido, dejando al resto de los partidarios en condiciones de Ciudadano de segunda, pues no solo no hay debate de ideas detrás de las que encolumnarse, sino que se transforman en seguidores ciegos de líderes autocráticos que imponen sus ideas como condición para pertenecer al partido. Así hombres y mujeres quedan sometidos al interés de una persona (pseudomesias) y no del interés general o bien común. El costo es carísimo, pues en este sistema solo sobreviven quienes entreguen su amor propio, por amor a un líder que los quiere de rodillas. También los que rodean al líder tendrán que entregar su amor propio y dar un pasito más, que es transformarse en cómplices del líder que llega violándola Ley de Partidos Políticos y la misma Constitución.

El financiamiento de los partidos políticos es un eslabón que cierra el círculo. Cuando observamos el cumplimiento de la ley del 80/20, pues el 80 % del ingreso de los medios de difusión es dinero del estado, directa o indirectamente.

Por un lado se confunde fieramente lo que es  publicación de los actos públicos, con propaganda  del gobierno de turno. El principio republicano de publicidad de los actos públicos se refiere a los actos propios de cada Institución Publica, esto es que el Poder Ejecutivo habla a través de Decretos (si es hacia todos los ciudadanos), o Resoluciones (si es hacia la administración interna). El Poder Legislativo se expresa a través Leyes u Ordenanzas, según sea Municipio, Provincia o Nación (dirigidas a todos los ciudadanos), o Resoluciones (si están dirigidas a la administración interna). El Poder Judicial lo hace a través de sus Fallos.

Como verán los argentinos estamos obligados a cumplir con Leyes, Ordenanzas y Decretos que en el 99% de los casos desconocemos, pues desde el gobierno se gasta una milésima parte en los Boletines Oficiales, que transcriben textualmente estas leyes, ordenanzas y decretos; y mil veces más en la propaganda a través de los medios de difusión. Esta propaganda permite cambiar Información por Relato, siendo el relato la deformación interesada de la información para que nadie este informado, violando un derecho fundamental , que es el derecho a la información en tiempo y forma; único modo de que un Ciudadano pueda tomar decisiones que le permitan seguir siendo Ciudadano.

El otro eslabón es poner el estado al servicio de los intereses del Partido Gobernante, pues no solo se gasta mil veces más en propaganda que en difusión de los Actos de Gobierno, sino que se condiciona a las personas a pertenecer al Partido y hacer meritos, para acceder a un trabajo, una casa, un plan, una bolsa de mercadería, y la lista sigue. Como verán estas personas están lejos de ser un Ciudadano, y el sistema está lejos de ser una Democracia. Y lo peor de todo son las consecuencias, pues los esfuerzos (recursos, dinero y tiempo) están puestos en ganar las próximas elecciones; y lo que se gasta en un lugar, no puede estar en otro. Por deducción estos gobiernos comienzan violando la Ley de Partidos Políticos y la Constitución y terminan trayendo a todos los argentinos pobreza, déficit en salud, educación lo que es peor hombres y mujeres que se sienten de segunda, impotentes frente a la Omnipotencia del Estado Violador.

Es preferible ser todos esclavos de la Ley, que ser esclavos de quien viola la Ley.

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