Terminó el programa más visto de la televisión argentina por Telefé y lamentablemente la mayoría de la sociedad que se prendió desde un principio para ver este programa de elogio a los mejores cocineros, no cayó en la cuenta de que es solamente un reflejo de la decadencia de la vulgaridad y de la pobre oferta que hace la televisión. En primer lugar y desde aqui lo venimos criticando que es inadmisible saturar con programa gastronómicos por cualquier canal y hora, para que lo vean los que no tienen para comer. Uno solamente de cuatro niños comen todos los días en la Argentina, gobernada pésimamente por un gobierno que pasará a la historia como el más bochornoso y peor de todos los que destiñeron la casa Rosada. No se da cuenta cuando todo es negocio vil, con habitantes que no son ciudadanos porque el altruismo es un valor perdido, que creyeron que Miami era la panacea del mundo, van y vienen, viajan son nómades, se van cuando las cosas estan mal y vuelven cuando las cosas mejoran pero no tienen conciencia de que mientras tanto desde hace 200 años tenemos un país vacío con, que vive de préstamos, con varios default, y que mientras el mundo investiga y fabrica vacunas, aqui, preferimos estar a la altura de los «Ortega, Correa, maduro, Putin, todos autócratas, que degradan el sistema democrático.
Anoche lo que se vio enfáticamente desde que comenzó este programuelo, la fantochada de una sociedad que se identifica, quizas sin saberlo porque nadie se los explica que le estan haciendo el juego a la escuela tinellista de la carcajada perpetua de la burla, de la vulgaridad que solo aportó decadencia en la decadencia. Por parte del Canal de las 3 pelotas, hicieron un papelón nacional pasando la consagración de una ganadora trucha, como fue el caso de Georgina Barbarossa, como la ganadora del certamen sorprendiendo a millones de distraídos y resulta que la que ganó no ganó y el auténtico ganador en ese momento para la atención publica no ganaba. De repente se dieron cuenta, tamaño error, si es que no fue intencional, borraron todo, y comenzaron a emitir la verdad, el ganador era otro y la autenticidad como vio que es un valor que no lo tuvieron en cuenta nunca, abandonó el estudio. Pero esta escuela que nació hace una generación, donde se promueve la mofa, la burla, la degradación de la persona, el conventillerío mediático, las peleas y las reconciliaciones falsas, anoche se vistió de fiesta y la sociedad argentina quedó «desgraduada». La señora Barbarossa se pasó todos los programas desde que empezó esta parodia, se la pasó llorando, como viuda o lo que sea, confundiendo un programa de televisión con el divan del psicoanalista. Los bocados, las miradas torvas del jurado, la ansiedad, la prosternación de algunos participantes para que no los echaran, la algarabía la euforia y la disforia de muchos, la sentencia final, la vueltita en automóvil con el indescifrable Robertito, propio de un reflejo de una sociedad enferma por mostrarse, por caretear, reivindicando el argentinismo que nace con la personalidad vicaria, es decir, no me importa lo que soy, quien soy y como estoy, donde vivo y a donde voy, lo único que me interesa es saber que piensa el mundo de mi, que piensan en Europa que se dice de los argentinos en Miami (nuestro pésame, a quienes murieron en el derrumbe de un edificio), esa maldita personalidad imberbe como contaba Aizcorbi cuando el galán argentino seduce a una princesa europea, y la invita a tener relaciones, ella concede pero le advierte, actuemos con discreción porque soy una princesa, para que el argentino le contestara: Ahhh no si es así no, si lo que quiero es que se sepa, que nos vean, que nos mostremos, no olvide que soy argentino y me importa más lo que parezco y lo que conquisto que una barata escena de amor!!!!!.
Era necesario que esta pobre muchacha, bastante ordinaria, con muchos problemas como los viene demostrando, doña Andrea Rincón, se tornara entre gritos histéricos en casi la protagonista del programa, junto a otro personaje, saltando, llorando de felicidad ante la falsa noticia y luego con lagrimas de verdad ante la verdad?…acaso no es un espejo de su propia vida?…haga terapia!!! como tantos,,tantes y tontos, de uno y del otro lado de la pantalla. No nos interesa ser, sino parecer, anoche quedó demostrado. Pero durante el curso de todo Master Chef, primero en audiencia, se relevaron esas carencias tan propias de los argentinos, llorones, pelencieros, ventajistas, caretas, arrodillados, reconvertidos, altaneros, engreídos, despreciativos, pendejos!!!.
La nueva generación, los líderes necesarios, los que deben transformar la Argentina y no caricaturizada en un pais serio, en una República madura, no aparecen y el tiempo pasa y la vida que siempre esta viniendo y se está yendo no vuelve, y si lo hace es otra, nadie entra dos veces en el mismo río. El hijismo, las caripelas de siempre, romanizados cuando expresaban comamos y bebamos y c….que mañana moriremos. jcm.