Nadie puede negar que Guillermo Franchella es uno de los comediantes más prominentes de la argentina, no podemos comparar el extremo por ejemplo de todos los personajes con este actor al opuesto que es y perdón por la ofensa, del inexpresivo Esteban Lamote, quien tiene la cara como una estatua. El personaje que hace Francella en Granizo representante de un meteorólogo que se cree infalible hasta que cae en desgracia es excelente.

El primer mensaje es interesante porque habla de las lacras que tiene esta sociedad cuando enferma de arribismo y triunfalismo, puede elevar a ciertos actores o ídolos a la cima del Everest, como decía Minguito, los periodistas te levantamos un monumento o te hundimos. De ahí un comentario que hice en otro artículo, por esta lacra de la cancelación o ninguneo de una persona cuando comete un error o blooper y a partir de ahí, la bajamos de la cima de las alturas a la sima de la desgracia. Con injusticias como le pasó a María Amuchástegui, quien no cometió ningun error, solamente que como todos los seres que viven en esta mundo, se tiró un pedo. A partir de ahí la masacraron, Gasalla el que se burlaba de la salud mental de Leguisamo, no tuvo reparos en mostrar una bombacha con un agujero, supuestamente de la gimnasta por el impacto de la flatulencia. La condenaron, no les importó que era mujer.

El meteorólogo que interpreta Francella, es infalible con los pronósticos, ha hecho de la información sobre el estado del tiempo un estrellato que termina en show, todo el mundo lo elogia, es una caricia publica, está en la cima de la fama hasta que se equivoca dice que habrá buen tiempo (hasta liniers se quejaba de la obsesión que tienen los porteños por el tiempo) y resulta que se desata una de las tormentas con granizos más fuertes y dañinas que se conozcan. Entonces caído en desgracia, todo el mundo le pasa factura, lo suspenden del canal, ponen una mujer con un perrito y debe partir a Córdoba a la casa de su hija, porque ni escondiendo su rostro se salva. Allí encuentra un gurú campesino que vive como un anacoreta, quien le dice cuando llueve con exactitud matemática..mañana a las 7 y 14 habrá lluvia aqui en Córdoba, y exáctamente a esa hora llueve.

El meteorólogo que nadie lo quiere va a buscar al campesino y éste le da la formula: un muñequito, creo que es el de un inspector que trabajaba con la pantera rosa, no recuerdo bien, le muestra segun el color del pelo así es el pronóstico, por ejemplo le dice esta noche a las 23hs 15 minutos caerá una tormenta con granizos del tamaño de un melón en la capital federal, viaje y advierta. Y el meteorólogo que busca el desquite viaja.

Se mete en el canal e intespectivamente corta el programa banal y le pide a la población que debe guarecerse porque llega la tormenta más arrasadora de la historia, con granizada que romperá todo. Estupefactos entre creerle o no, llega la hora y se dan cuenta que es cierto, y Buenos Aires es bombardeada por un San Pedro Encolerizado. Lo restituyen, vuelve a la fama, lo premian con la condecoración por salvar vidas pero se sincera y les da la dirección del gurú en las sierras de Córdoba.

Aqui se puede ver la falta de sustento, por el muñequito, porque en definitiva, no seguirá siendo infalible porque nadie lo es pero vuelve a la trivialidad que la hija le reclama cuando llegó en la desgracia; porque la hija al ver el triunfo se pone contenta cuando justamente por ese amor a la fama, ella le recalcó que siempre la dejó sola. Es decir son detalles profundos que desnudan un guión que podría haber sido infinitamente mejor. Hasta el mismo augur que detesta le civilización cae en la desgracia del atractivo perverso cuando se presta a la gloria de la televisión y todos los canales que van a entrevistarlo.

Aquí viene el mensaje subliminal de los cordobeses con su aborrecible cordobesismo, aunque basado en una desgracia real, cuando la vicepresidenta, no le envió los gendarmes a de la Sota siendo gobernador quien lloraba contandole a Mario Pereyra que así no podía detener los saqueos que se produjeron. Esto le costó el odio general de los cordobeses y el amor incondicional a Macri.

El mensaje es claro: el campesino ve como llegan los medios, se pasa saliva por el pelo, se peina y dispara: PORTEÑOS HIJOS DE PUTA!!!.

Santiago Liniers. Buenos aires, templado, tibio…gente floja, temerosa..superficial?…No se pero los porteños viven obsesionado con el clima. Norman Brisky..como siempre genial.

JCM

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