Están trabajando los cortesanos para que esta semana la Corte de Justicia se expida sobre el per saltum que pidieron los tres jueces encargados de juzgar algunas de las causas que Cristina Kirchner tiene con la justicia y que el senado desplazó con la excusa de la reforma judicial. Habrá cierta contemporización para apaciguar a las partes pero la sentencia principal es indiscutible, fallarán a favor de los jueces Bruglia, Castelli y Bertuzzi para que no sean removidos de sus cargos como lo intentó el senado. Es un golpe duro para el gobierno porque Alberto Fernández se involucró y fundamentalmente para para la vicepresidente que con su abogado Beraldi y toda la troupe que tiene en la justicia busquen infinidad de artimañas para que no se siente en el banquillo de los acusados.
De todas maneras, aun cuando zafara con mucha gente cree porque no cree en la justicia hay un hecho contundente que Cristina no puede evitar y que la historia no la puede absolver ante cuestiones taxativas. Ha sido tan patente, ostensible y palmario el saqueo a los fondos públicos en sus años de gobierno que la sociedad nunca creerá en su inocencia. Puede haber conflicto de poderes?, quizás pero no olvidemos que este país está acostumbrado a tener los «poderes en conflicto». porque la Argentina mestiza que nace con un problema de identidad, funda su razón de ser en la pelea, el enfrentamiento, la división y las antinomias, el river vs boca; la conjunción «o» por oposición y el instrumento que nos caracteriza es el bombo o clamor por la inminencia de la confrontación. Ingenuos son los que hablan de Moncloa o concertación, ya que los temas de estado o las convicciones que deben perdurar en el tiempo, cualquiera sea el color del gobierno de turno no prosperará. Y menos con un radicalismo diluido, el Pro cuyo gestor en vez de autocrítica por su fracaso prefiere cabecear los muertos hacia otra parte y el peronismo de toda la vida que es fatalmente dogmático, entonces sectario y ya sabemos con el fundamentalismo no se puede concertar nada.