El ministerio de salud de la nación acaba de instruir que todos sus comunicados, memorandum, cualquier tipo de comunicación emanada por el ministerio debe hacerse con el lenguaje inclusivo; esto es que por ejemplo no se podrá leer todos o todas sino todes.

La real academia española ya se expresó sobre el tema, lo descarta desde ya porque no tiene fundamento, historia ni jurisdicción de género. Es todos o todas y se acabó el debate. Pero justamente este Ministerio que ya viene manchado por el vacunatorio Vip, por las tropelías que ocasionaba el ex ministro González, al haber descartado la aplicación de la vacuna Pfizer desde el principio indirectamente fomentando la muerte de miles de personas, ahora caiga en el imperio de la estupidez humana justamente en algo tan sensible como es la supervivencia.

Porque si hablamos de temas y lenguaje inclusivo, debemos hablar necesariamente en “los excluidos”. No necesariamente los que apuntaría Juan Filloy eximio escritor y pensador de Rio cuarto que hablaba a a través de 70.000 términos en un castellano que tiene aproximadamente cien mil. Ni hablar los chicos de ahora que deben usar aproximadamente 200 términos y una personas culta habla con 400 términos, lo demás es un espanto. Lenguaje inclusivo en el país de la exclusión donde hay 18 millones de pobres, 6 millones de indigentes, del nivel secundario solamente se gradúan el 16 por ciento y el resto dónde van? que hacen y a que se dedican?. Un país que excluye a los talentosos que como una hemorragia de materia gris se van todos los días de la Argentina, de los que se quedan son positivos y útiles excluídos por un gobierno que de democrático tiene poco y nada. De los enfermos que no encuentran una cama, de los viejos que el Pami tiene a las vueltas y para operarse o adquirir una prótesis primero deben morirse, que pueden hablar de inclusión, cuando miles de Pyme se quedaron en la calle, cerraron industrias legendarias, y no hablemos de los geriátricos ni de la aberración que la gente le tiene a sus políticos.

Resulta obsceno hablar de lenguaje incluyente con un presidente que no tiene palabra y de una vicepresidenta que habla de todo y no dice nada.

Con la escuela en retirada, aparecen estos exabruptos en este caso por parte de un ministerio que ha manejado mal la pandemia y que ahora quiere curar el cancer con una curita. ¡ Y la bronca en su mayor expresión ! todos estos tipos o tipas que hacen estas cosas y que gozan de lo que millones de argentinos no tienen, cloacas, agua potable, medicamentos ni pan, no saben definir o aplicar los adverbios.

A ellos les cae sostenida por un pelo la espada de Domacle, expresado por una diputada. Damocles, con la misma espada debe haberse cortado los……………………..

JUAN CARLOS MALIS.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí