“LA PAZ O LA GUERRA”

“DEMOCRACIA O AUTOCRACIA”

Durante siglos la humanidad ha sufrido la guerra, como supuesto “único” modo de resolver sus diferencias y conflictos. Pagando el costo de esas guerras con vidas humanas, pobreza, atraso y profundización de las injusticias. Las justificaciones son variadas, hasta llegar a las más inverosímiles. El común denominador que todas las justificaciones tienen es que siempre hay detrás intereses que nada tienen que ver con quienes terminaran enfrentados a matar o morir, personas que no fueron siquiera tenidas en cuenta al momento de una decisión tan drástica, que deben marchar sin preguntar. Detrás de quienes sirven de carne cañón se multiplican las perdidas, en padres que pierden a sus hijos, esposas a conyugue, hermanos a sus hermanos, hijos a su padre. Quitando la vida a unos y castigando el resto de sus vidas al resto. Si cada uno de estos tuviese la oportunidad de decidir por la paz o por la guerra, mas allá de diferencias culturales, religiosas o históricas, no hay dudas que la guerra perdería por goleada.  Los intereses de unos pocos que concentran dinero, armas y poder, deciden monstruosamente sobre el resto, sin miramientos, ni empacho y escudados en la impunidad.

La historia reciente nos muestra que esos intereses espurios, anidan más fácilmente, en regímenes autocráticos que en democracias modernas. Parece que los regímenes autocráticos son más permeables desde su origen, a estos factores de poder, ajenos al interés común, ya que desde el acceso al poder en estos sistemas maquiavélicos, justifican los medios para llegar al fin; o llegan exponsoreados, solo para defender los intereses de quien los deposito allí. Esto coloca al autócrata y sus cómplices cada vez mas lejos de su pueblo, y también más lejos de Dios, pues sus decisiones tienen siempre más que ver con el diablo.

Las democracias modernas, particularmente las participativas, han podido generar espacios que estimulan el empoderamiento ciudadano, el acceso a la información en tiempo y forma, y extender cada vez a más ciudadanos la oportunidad de decidir; limitando el poder de quienes fueron elegidos, para ejercer estos, el resto de poder que les queda, con total fidelidad al mandato popular. Esto transforma a la democracia en un mecanismo ruidoso y complejo, que contrasta con los silenciosos y aceitosos regímenes autocráticos.

“El poder de Dios viene al pueblo, y del pueblo a sus mandatarios”, llenando de contenido a la democracia. Por el contrario los regímenes autocráticos se alejan de Dios, y donde el diablo mete la cola………….

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