Ella se llama Beatriz Rojkes de Alperovich es la ex senadora más leal que ha tenido Cristina Fernández y esposa del senador primero suspendido o con licencia, y ahora un juez despues de muuuuucho tiempo ha decidido procesarlo por abuso y violación con penetración reiterada a su secretaria con el agravante de vínculo porque es su sobrina que tomó aliento y lo denunció.
Las pruebas son categóricas, fue el legislador más rico en su momento del Congreso de la Nación, no hubo caso no pudieron salvarlo los echarri, los Delía, Los brieva porque de eso no se habla. Como tampoco hemos visto una decisión enérgica con su neologismo de “sororidad” o solidaridad con las mujeres que son abusadas por parte del contingente de actrices que acompañaron en su momento a la víctima de Juan Dartés.
Esta mujer ha dado su veredicto y dijo: creo en mi esposo, por supuesto que creo en él y también asumo que las mujeres a veces somos engañadas por los maridos pero particularmente no creo en este tipo de abuso denunciado.
Una lacra humana que no se conduele de una pobre chica violada ante el poder y encima parienta y dice que cree en su marido pero las organizaciones de derechos o torcidos humanos en este país callan, cobardes como siempre lo hicieron. Ahí la tienen, dueña de la vida loca, como dicen los franceses la jouvre de vivre. Este par de delincuentes que viven del estado y se prendieron con el Kirchnerismo no debería importarnos tanto sino la cofradía de cómplices que los acompañan. ¿Irá preso?, pero si todo termina en la nada en una sociedad que no cree en la ciudadanía, en la ley y menos en la justicia. Despojos humanoides que encima están al frente de la sociedad política, en este caso en Tucumán y anteriormente en el Congreso, se creyeron dueños de todo para nada, porque hoy a pesar de todo son mala palabra. Fortunas, placeres aunque dentro de un destino de vida pasando por este mundo solamente con una marca “LOS ALPEDOVICH”.