Este niño tendría como 7 años y lo recuerdo siempre porque me hizo probar una naranja de cáscara verde, pero no porque estuviera verde, sino que siempre era de ese color. ¿me entiende?. Si, claro, pero me parece una rareza/ más raro es lo que viene. Fijese que fue la única, primera y última que comí, porque la pelé, me costó; mientras él me miraba atentamente y ya en el primer casco se me arrugó cara, no por agria, sino por su amargor, ¡qué amarga que era, mi paladar nunca la olvida! y la comió toda. ¡nooo, que va, con un solo casco fue suficiente!, mientras el otro me miraba serio sin reirse. Pero él, se comió la naranja entera sin hacer un solo gesto de desagrado, y como estaba serio y no se burló de lo que me pasó a mí, me quedé callado. ¿Y?. y resulta/ no espere, a qué grado iba el niño, en qué año y cómo se llamaba la escuela?. Ahh cree que lo estoy macaneando!!. No, en absoluto me interesa saber esta cuestión de naranjas amargas, porque nunca escuché de este fruto amargo. Bueno, este niño tenía como le dije 7 años recién cumplidos en setiembre y el percance de la naranja fue, entre el último día de octubre y el primero de noviembre del años 1958. ¿Hace más de 60 años?..si, tal cual. ¿Y?. La escuela se llamaba, no se si existe, estaba en un boulevard en el barrio Firpo/ ¿dónde es eso?, en Alta Córdoba, prosigo, la escuela se llamaba Alejo Carmen Guzmán. El niño que le cuento iba a primero superior, hasta que un día suprimieron ese grado, esa escala. Yo me estoy aburriendo/ espere, y me contó que me iba a acordar siempre de esa naranja. Desde ese mismo momento no lo he vuelto a ver en mi vida, pero no se si fue real, aunque de la naranja claro que me acuerdo, porque fue una premonición; no hay día que no me acuerde de esa naranja amarga. Porque llegué a mi casa y como un eclipse, se oscureció el día y por la tarde o sería yo que seguía envuelto en las sombras, que seguía oscuro. Cuando llegó la noche, me acostaron en otra cama, en otra pieza mientras me seguía ese gusto amargo en la boca, no había forma de sacármelo. El día siguiente no me enviaron a la escuela, a eso de las 9 de la mañana, no se quien, no lo puedo recordar, era como una figura transparente, me sacó de la casa y me llevó a otro lugar. Estaba como secuestrado. Ahí permanecí más o menos una hora y volvimos. Una prima más grande que yo, le dijo a este ser, ya está puede irse, porque ella y los chicos ya se fueron. Ciencia ficción?…no, es real.. entré y mis tías me dijeron que habían venido a visitarme la maestra, maestra con todos los alumnos de mi curso, me estuvieron esperando un rato largo y se fueron. Yo no entendía nada, mi maestra, mi segunda madre, mis compañeritos, todos vinieron a verme, a visitarme, ¿a que se debía tanta honra!!!. Pasaron dos días y volví a la escuela; entré mi maestra me abrazó muy  pero muy fuerte y no me soltaba, se agachó y se puso a la altura de mi tragedia, mirándome a los ojos me dijo: “ahora yo soy tu mamá..tu primera mamá y mis compañeritos me acariciaron”. Han pasado décadas, nunca me olvido de aquella maestra, de la escuela, de la naranja amarga presagiando la tristeza infinita, cuyo gusto todavía lo llevo en las papilas de mi corazón. Mire jefe, no tengo por qué no creerle pero ¡Naranjas amargas..y que la maestra vaya con los alumnos a visitarlo! me parece que usted lo debe haber leído bastante a García Márquez con su realismo mágico!!. Quizás pero yo estoy seguro de que aquel día amargo llegué a tener dos madres y me quedé sin ninguna.

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