Y si es una chanza, la mayoría del periodismo y de la sociedad no creía en este equipo, pero ganarle a Brasil la final es una reivindicación histórica y necesaria para Messi y un grito de alegría tremendo para todo el pueblo que tanto viene sufriendo con la pandemia. De todas maneras no hay que quitarle mérito al gran Neymar, un jugador extraordinario, al que golpearon demasiado. El gol exquisito de Di María, un jugador maravillosamente irregular pero esencial. En San Juan como en todo el país se festeja, lo que el futbol provee, una ilusión que ayuda a fomentar el concepto de que la perspectiva (lo que viene) es la clave de la felicidad. Por lo menos y por ahora no rechacemos el momento, el instante de estar eufóricos y venturosos.

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