La intimidad del poder
La tensión en el Gobierno por los precios y el dólar, y la cumbre de Mauricio Macri y Javier Milei
Desconcierto en el Gabinete: de los cambios de Alberto Fernández hasta la señal de alarma de Guillermo Moreno. Intimidades de un encuentro entre el ex presidente y el economista liberal.

Roberto Feletti, el secretario de Comercio.
—Lo que viene puede ser un nuevo Rodrigazo —dijo Javier Milei—. Puede volar todo por los aires porque los desequilibrios monetarios son más grandes que en esa época. Pensá que cuando empezó el Rodrigazo había 4% de pobres y ahora hay entre 40 y 55%, según cómo se mida la pobreza. El Gobierno ha tirado nafta y ha fomentado una olla a presión. El estallido social es inevitable. La inflación reprimida en la Argentina llega al 950%.

—Explicame mejor ese punto —pidió Mauricio Macri.
Milei se sumergió en una larga explicación técnica. Cruzó números de pobreza con los de la base monetaria; habló de las Leliqs y de los pases; del cepo cambiario, de la demanda de dinero y del PBI. No es fácil seguirlo cuando desarrolla sus tesis. Macri parecía un témpano. Casi no hablaba.
Estaban en el living de la casa con salida al río que el ex presidente tiene en Acassuso. Era la primera vez que se sentaban cara a cara. El economista había pedido café. Contó que era adicto y le sirvieron uno en tamaño gigante, que fue bebiendo de a pequeños sorbos. A su lado estaba Karina, la hermana, que no habló en toda la reunión, salvo al final, cuando ella y Macri se pusieron a discutir apasionadamente sobre fútbol y descubrieron que sus palcos en la Bombonera se encuentran a pocos metros de distancia. “Me interesa conocerlo”, había dicho Macri. La reunión, secreta, se concretó días antes de las primarias del 12 de septiembre.
Milei es uno de los rivales de María Eugenia Vidal en las elecciones definitivas del 14 de noviembre. Patricia Bullrich dice que es un hombre valioso que Juntos por el Cambio tiene que sumar y el economista llegó a declarar que no habría que descartar una fórmula con Bullrich para las próximas presidenciales. La jefa del PRO hace oídos sordos a las acusaciones que hacen sus detractores sobre las excéntricas apariciones del dirigente liberal y sobre sus mensajes siempre apocalípticos.