Hace unos días viendo un documental en Netflix sobre la vida despues de la vida, recordé las experiencias de Moody y tantas otras, como de algunos signos que personalmente me han sucedido, me refiero al plano escatológico, la existencia de la allendidad. Viene bien tratar este tema ahora que hay un bum de personas que deciden incinerar a su cuerpo una vez que fallecen. Cada uno es dueño de hacer lo que quiera con sus restos, pero también hay que recordar y a este tema lo divulgué bastante en 1988 llenando el auditorio de Radio Sarmiento con la presencia del entonces director del Incucai, sobre la necesidad de la concientizacion sobre donación de órganos.
Además cuántas personas prolongan su existencia porque el fallecido donó sus órganos vitales para la prosecución de la vida de los otros. Recordemos siempre que los otros somos nosotros. Entonces fue que recordé un acontecimiento que me sucedió supongo entre 1993, 94; estaba haciendo el móvil de Radio Colón y de repente me llama el director de la radio quien también era el director del hospital Marcial Quiroga. Me dijo..Juan, querés una buena nota?…venite al hospital. Y fuimos raudamente. Llegue entré a su despacho y me derivó al servicio de cardiología. Los médicos que ya sabían lo ocurrido con un gesto me señalaron a un enfermo. Estaba sentado en la cama, reposaba, lo recuerdo nítidamente tendría unos 55 años, de bigotes, trigueño oscuro, de piel ajada, se lo veía de condición muy humilde, despues me dijo que era albañil. Sus ojos, me llamó la atención estaban llorosos, se lo notaba sensible, emocionado.
Cuenteme!, le pedí y le puse el grabador. Hoy como tantas veces me culpo de no haber guardado esas notas que son “definitivas”. Emocionado me dijo que había muerto!!, no sabía cuanto tiempo estuvo en ese estado; justamente vino un médico a ver el suero y me murmuró: tuvo un paro cardíaco bastante tumultuoso y largo y se fue. El hombre prosiguió: si..eso dicen. Y como lo sabe? le pregunté. Es que en determinado momento me sentí salido del cuerpo y observaba los esfuerzos que hacían (resucitación..paleteo) para que mi corazón funcionara. Entonces, sentí una paz que no la puedo explicar, entre por el típico tunel, un ser cómo le explico?..angelado? lo ayudé..Noo…un ser..un ser..refulgente insistí..Eso mismo, y después venían a mi seres queridos que habian partido de este mundo. Y empezó a llorar. Me tomé el tiempo y prosiguió; despues volví pero me acercaba y me alejaba del techo del hospital. Ud puede describir el techo? le pregunté. Hasta el último detalle me contestó, pero lo dejé pasar. Y entonces de repente me dolía todo, desperté aqui, me volvieron a la vida. Y que siente?…por un lado estoy emocionado, pero nostálgico, no quisiera haber vuelto, porque esa paz aqui no se consigue. Me dijo que era albañil y contó algo que dicen todas las personas que pasan por estas experiencias; dijo que lo primero que haría cuando saliera del hospital, me lo dio a entender, seria convertirse en un filántropo, un voluntariado, no se, vivir para los demás con toda mi compasión. Quiero ir a la iglesia; Ud pertenece a alguna religión pregunté…Nooo, jamás pisé una iglesia en mi vida, pero ahora es como si yo fuese otro.
Finalicé, preguntando esta feliz?..más o menos, soy feliz por esto que siento esta transformación, pero no quería volver!.
El debate seguirá su curso por parte de quienes piensan que todo pasa por el cerebro o los que creen que la conciencia no es contenida por los 100 mil millones de neuronas. Largué la nota al aire, una buena nota por lo distinta de la que nadie se acuerda, salvo aquel hombre si es que vive y yo. Por supuesto ya sabemos que no sabemos nada. Pero como dice Ernesto Sábato, todo es un acto de fe…decía yo tengo fe que estoy sentado y me apoyo sobre esta mesa, porque creo que es así.