PERSEVERAR EN EL ERROR
La cuarentena en la Argentina comenzó como en otros lugares, con expectativas, con aceptación generalizada, con consignas de corto plazo, como priorizar la vida humana, pues lo demás puede esperar, con un comando unificado, tendiente a agilizar las medidas y hacer más homogéneas las acciones en todo el territorio.
Las expectativas fueron cambiantes y muchas veces encontradas, pues se planto el presidente en el centro de la escena, casi como un director técnico en un partido de futbol. Perdió de vista la complejidad de la situación, que planteaba un escenario que tenia por un lado a un perfecto desconocido como es el COVID19, y el comportamiento siempre cambiante de los seres humanos por el otro. Parecía que estábamos ganando el partido, en esta competencia con otros países; por cierto no al virus. Poca importancia tenía la economía, pues había que salvar vidas humanas, y se olvido que solo están vivos los animales, que a diferencia de los animales, los seres humanos administramos nuestras vidas; y en esto la economía es una subciencia de la psicología.
Las predicciones del técnico fueron perdiendo acierto, y en lugar de abrirse a mas opiniones, a confrontar inteligentemente distintas propuestas, el DT presidente, eligió seguir en el centro de la escena, queriendo capitalizar políticamente el momento y el lugar, con un libreto escaso en variantes, y prefirió quedarse con toda la derrota para sí mismo, en lugar de levantar el trofeo con los otros actores, como la oposición, los actores de la economía y el trabajo, entre otros. Travestido en técnico se olvido el presidente, que a diferencia de un partido de futbol, que termina y mas allá de los resultados nuestras vidas siguen; aquí están comprometidas nuestras vidas, no solo las vidas de quienes arriesgan por tener alguna minusvalía que los hace más propensos al virus, sino también las vidas de quienes perdieron todo a causa de la cuarentena más larga del mundo, y además las vidas que se cobrara el quebranto económico, casualmente las vidas de los más vulnerables.
No aceptar el error, agravado por perseverar en el error, fue la condena para el DT y para todos los argentinos. Hoy además de la cuarentena más larga del mundo, también estamos en el top seven de países con mayor mortalidad por millón de habitantes, y la caída de nuestra economía compartirá podio con los tres peores del mundo. El único dueño de estos resultados tuvo destrato con otros presidentes que le valieron reclamos oficiales de nuestro vecinos, y además decía que si hubiera estado gobernando Macri tendríamos más de diez mil muertos, hoy superamos los cuarenta mil. La contundencia de los resultados no alcanza para hacer reflexionar a nuestro presidente, muy por el contrario parece aprovechar para cuasi cerrar el Congreso y operar en la Justicia priorizando una agenda que está más cerca de los urgentes intereses de Cristina Kirchner que del interés general de todos, nada más ni nada menos que en medio de una Pandemia sin precedentes.
La lógica, con el diario del lunes, dice que el DT debiera ocupar los primeros treinta días de cuarentena en organizar una estrategia para enfrentar la pandemia, aislando a los más vulnerables, esto es las personas mayores de 65 años, o aquellas con alguna enfermedad que comprometa su sistema inmune o el estado general. Los niños, jóvenes y adultos sanos tiene escaso riesgo, y a veces transitan la enfermedad de forma asintomática. La misma inevitable circulación viral que complica a la Argentina de hoy, debería ser la que establezca la inmunidad de la comunidad, y así cada niño, joven o adulto que haya pasado la enfermedad, no solo no habrá perdido el año escolar, su trabajo o su negocio; sino que a esta hora podría visitar a sus abuelos o seres queridos sin riesgo, pues tiene las mismas o mejores condiciones que si se hubiera vacunado.
Dictar un estado de sitio y querer controlar con la fuerza pública a toda la comunidad, resulta poco probable, en cambio si es más probable con la misma fuerza pública controlar al sector vulnerable, no solo geriátricos sino también zonas de hacinamiento y viviendas sin servicios mínimos. Parece que el DT prefirió el espectáculo de estadios llenos de camas, pero sin los monitores y aparatologia para hacer frente a los potenciales demandantes de camas para la contingencia, y ni hablemos de personal médico y paramédico necesario, solo considerar que la obesidad es una de las patologías con mas vulnerabilidad al virus y las cama son de tablitas.
Los clubes del tercer mundo cambian inmediatamente al DT frente a circunstancias adversas, sacrificando no solo la institucionalidad sino uno de los capitales más grandes que es la continuidad de un proyecto.los argentinos debemos plantearnos imitara los clubes del primer mundo, para ello debemos definir claramente un proyecto y desde el consenso darle continuidad. Sr Presidente usted tiene la oportunidad de la continuidad, defina claramente un proyecto consensuado y tendrá un lugar en la historia inmediata de esta pandemia y de una Argentina de cara al desarrollo. Lo contrario, perseverar en el error y chocar la Argentina una vez más.