En primer lugar observemos que no hay líderes en nuestro país. Un líder es Churchill, Mahatma Gandhi, pero no nos vayamos tan lejos en el tiempo, Angela Merkel es la responsable de conducir la locomotora alemana en Europa. Si no tenes líderes, obviamente es porque no hay o es deficiente la actividad política. La Universidad cenit del pensamiento no está generando lo que la sociedad necesita. Y La Argentina, con 105.000 muertos se desliza en el abismo de la decadencia. País vacío, mal diagramado, pletórico de feudos, que son tumores malignos. Hagamos una hipótesis: despertemos a un ingeniero que murió hace 150 años, le saquemos las telas de araña y le mostremos el mundo, los rascacielos, los puentes de vidrios, los puentes colgantes, las grandes obras hidroeléctricas, las maravillas que edificado el pensamiento artificial. El tipo recordando lo que dejó hace un siglo y medio se quedará maravillado. Despertemos a un médico en plena pandemia y que vea, se curan enfermedades que antes o al menos en esa época eran sentencias de muerte como el cáncer, la viruela o como dice el pícaro ex presidente Mugica: la sífilis que no termina matando al hombre aunque lo arruinaba. Cuando este médico vea los avances de la civilización llevando las expectativas de vida de 30, 40, 50 años a 100 años como viven los japoneses, seguramente se moriría dos veces.

Ahora lo despertemos a Faustino Domingo Sarmiento y lo llevemos a ver la escuelas, el nivel de los alumnos primarios, secundarios y universitarios. Lo hagamos hablar con los maestros, con los directores, los rectores, le mostremos los edificios y obviamente que tenga una charla con los sindicalistas, ¿qué creen que pasaría?. cuando observe esta parte de la realidad:

una recorrida la semana pasada por colegios de la Provincia –Gustavo Iaies, especialista en Educación- Lo más impresionante fue ver cómo chicos de secundaria, antes de que entrara el profesor al aula, estaban con la cabeza para abajo mirando los pupitres. Nadie hablaba”.

“Los chicos tienen la sensación de que les robaron cosas irrecuperables -sigue Iaies- fiestas, viajes de egresados, perspectiva de futuro. No se sienten con capacidad de decidir”.

El caso de los más chicos es mucho peor: el año sin clases y este año confuso les produjeron un deterioro enorme. En el momento en que ya deberían saber leer y escribir tienen problemas de lenguaje y poco vocabulario.

Les cuesta hablar.

Nadie puede aprender a leer y escribir por Zoom.

Estudios de las fundación INECO en la ciudad de Buenos Aires en población pre-escolar -incluyeron a niños de 2 a 5 años- concluyeron que:

-66% reportó patrón del sueño alterado.

-32% reportó problemas de conducta.

-28% reportó problemas con los pares.

-20% reportó hiperactividad.

-10% reportó problemas emocionales.

En el caso de los adolescentes, el informe concluyó que entre el 60 y el 70% refirieron síntomas frecuentes de desánimo y ansiedad, sentimientos de soledad y/o baja satisfacción con la vida. Las chicas son las más afectadas.

Venimos diciendo hace años que con una deserción del 50% en el secundario íbamos a tener en el futuro una Argentina distinta. Esa Argentina ya llegó: el 57% de los chicos son pobres. Según UNICEF solo uno de cada dos hogares tiene computadora para tareas escolares, 27% accede solo por celular y 3% no tiene ningún acceso.

El Observatorio de Argentinos por la Educacion sostiene que uno de cada cuatro estudiantes de primaria de barrios populares abandonó la escuela en 2020.

Se estima que más de un millón y medio de chicos se desvincularon.

El problema será vincularlos a qué y cómo. El Gobierno tiró el anzuelo de los planes de empleo joven, en los que el subsidio es alto pero lo que no existe son motivos para dar empleo. Nadie toma gente por más barata que sea. Se toma gente cuando se vende más y se necesita más asistencia. Brenda Austin y Mario Negri son los únicos políticos que presentaron un plan global sobre el problema bajo el título de “Pacto Educativo Intergeneracional”: declara la emergencia educativa hasta 2030, extiende a 200 horas el calendario escolar, la jornada extendida y aumentar en un punto la inversión en el área.

Mientras mirábamos para otro lado, la Argentina cambió. Evidentemente mirábamos para otro lado, porque no hicimos nada para evitarlo. Argentina es otra, y otros son sus graves problemas. La clase política debería entender que nadie puede cambiar una realidad que desconoce.

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