Gracias Dios mío por haberme recibido sin audiencias ni turnos, sin acomodos ni amistades VIP. Gracias por haberme dicho solamente SI cuando te pedí que me escucharas. Yo se que estás viendo los ojos sin destellos con lágrimas congeladas, por la tristeza que diluvia en la humanidad. No lo entiendo, mi mente no alcanza a razonarlo; tampoco lo comprende mi corazón, el motivo o por qué cada vez que me levanto cuando el sol se despereza y me arrodillo ante el este, que yo te tenga que pedir algo que vos y yo sabemos no me vas a conceder. Quizás si tuviese la fe que mueve montañas lo lograría, pero no la tengo, entonces cuando te pido por la humanidad que nos salves de este virus que no se si es la caja de pandora, de cientificos que liberaron todos los demonios o es la falibilidad nuestra ante la fuerza de la naturaleza. No lo sé y no comprendo que cuando te pido que no haya más muertos por este virus que nos azota, tu respuesta sea el silencio, sin palabras ni gestos. Por qué Dios en mi vida, yo aunque pobre pero humilde en cada oración, yo siento que hay un fatalismo, un determinismo de que hoy, mañana, pasado como desde al año pasado se vienen muriendo mis hermanos de aqui, San Juan, de Argentina y de todo el mundo. Es un mensaje?, es la presumible fatalidad de cierta ofuscación porque nos hemos alejado de la fuente primordial de la vida?. ¿Quien Dios de mi vida puede llegar a comprender, que nos hemos quedado solos, solos ante esta guerra contra un enemigo sin rostro, ni armas nucleares, que no consume, que no utiliza aviones con radares, que no necesita bombas atómicas para enfrentarnos y matarnos de la manera más cruel…Vos sabés que nos asfixia y nos quita la vida de la peor manera, porque nos vamos solos sin poder despedirnos ni siquiera de nuestros seres más queridos!!!. Dios mío, tan enojado estás?..ya te lo preguntó El Papa Benedicto, hoy enfermo y retirado cuando fue a los campos de concentración donde masacraron a 6 millones de personas..te acordás cuando te preguntó: ¿POR QUE CALLASTE?. Y ahora te volves a callar, ni un gesto, ni una palabra, solamente nos dejas el silencio..un silencio que aturde. Por que nos tratás asi…aunque cada vez cometamos más errores, aunque nos alejemos de vos, aunque hayamos deteriorado con el calentamiento global ésta nuestra casa, la vida en el mundo que nos regalaste!!!. No me imagino verte enojado, al menos no con el rostro divino de tu hijo, el Maestro que era todo dulzura!!. Si, ya se que te lo matamos, lo hicimos sufrir, lo laceramos y lo clavamos en una cruz. Pero todavía te dura el enojo, si tu propio hijo clamó: PADRE PERDÓNALOS, NO SABEN LO QUE HACEN!!. El silencio, silencio me lleva al desconcierto de que mañana me volveré a arrodillar sabiendo que vamos a morir con este virus, muchos con vacuna, sin vacuna..se mueren artistas, albañiles, jubilados, médicos, enfermeras, el mundo se nos está muriendo y vos me hablas con el silencio!!!. Hasta cuando?. Lo científicos no pueden porque no saben, pero vos podés..me enojo si..me enojo Dios mío, como el hijo que se enoja contra su padre…¿..por qué…quiero saber por qué, no creas una vacuna del perdón que nos inmunice de tanta violencia, de tanta escoria de tanto desasosiego?. Un muerto más y no me arrodillo más..te lo juro, aunque gocen los ateos, los agnosticos y toda esa cosa que CREEN EN LO QUE NO CREEN. Yo no me arrodillo más, porque si lo hago será en vano. Y te doy la espalda. Que!!!y qué..fue un invento del hombre este bicho o no..bueno pero pará con esto. Y de paso quiero entregar mi corazón, ACORDATE NO ME ARRODILLO MÁS, decía que quiero entregar mi corazón a los médicos, no a los que se cuelan para que los vacunen antes que a los otros, eso es un acto de cobardía, yo me entrego, solidarizo con los médicos que, muchos murieron, dan la vida por nosotros porque todos los días se enfrentan a este virus, parásito que no gasta en armas el tipo…que nos come los pulmones, los riñones y los médicos con su guardapolvos blanco se arremangan hace un año y medio y enfrentan a la muerte. Mi emocional saludo y admiracion, a las enfermeras que no pueden ver a sus hijos y no saben si los volverán a ver cuando se entregan a esta guerra sin trincheras, a los ayudantes prácticos, a los asistentes en los hospitales, las clínicas, a los que se les mueren los chicos los grandes los abuelos en los brazos y llegan sin alma a sus casas si es que vuelven. Por dos mangos. Les entrego mi corazón a los terapistas a toda esa cofradía de profesionales a toda la muchachada que están en el frente de batalla para prolongarnos la vida. Ahí están mirá..mirá..discutiendo por una dosis, explicando lo inexplicable con sus manos santas manchadas de angustias santas en las vibraciones de los estertores PREMATURAMENTE TARDÍOS!!!!Esos rostros detrás de máscaras, desintoxicando todo, rociando de alcohol el mundo, los guardias, los policías, LOS PORTEROS DE LAS ESCUELAS y de otros lugares, yo me siento insignificante ante ellos te lo juro. Son héroes, son heroínas, todos abnegados, con hambre, con frío y con frío en el alma. Entregan la vida por unos pesos. Cuanto vale una vida que se entrega para salvar a otra vida!!. Yo he hablado con tu madre, quien te pidio el milagro en las bodas de Caná; le pedí que te suplicara porque esta fatalidad nos hace probar el gusto a muerte!!!. No se si me habló, solamente sentí que ella me transmitía que me siguiera arrodillando para ver tu rostro. Bueno, ver el rostro de Dios, sería como verte en la conjunción de los miles de rostros de quienes acabo de señalar, de admirar, de todos los que luchan anónimamente en la línea de frente y de fuego; sufrientes, transpirados de sangre, lacerados de tanto dolor y desprecio, con ojos lastimados de ver tantas muertes, ella me habló y yo la escuché y luego me calmé, porque vi tu divino rostro en la multitud de rostros que jamás se rinden cuyas armas son el coraje, una vacuna, los hisopados, quienes nos toman la fiebre. Cuánto dolor, cuanto amor Señor!!!Y entendí que en el plano del misterio de lo incognocible muchas cosas no podré entender en esta vida. Me quedé dormido, tuve un sueño nítido, terrible; yo sabía que visitabas mi cuarto, me tapabas, me bendecías, me acariciabas y me hablabas con tus ojos: quien soy yo? me preguntaste y contesté…Maestro, eres nuestro barbijo. Estoy más tranquilo no se porque pasan algunas cosas, pero Dios ve todo lo que nos está pasando. Hablé con la madre de Dios, me preguntó si te pude ver..siii le dije..todos los días lo veo, en el enfermo, detrás de la máscara de un bombero, en el rostro de un niño con hambre, en los ojos fulminantes de amor, de la enfermera de turno.